Por: Ana Vega
Información obtenida del informe de violencia contra mujeres periodistas 2014-2015: “El poder del cacicazgo” de la asociación civil Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) y análisis legal “Impunidad” violencia contra mujeres periodistas*
La violencia contra las periodistas en México, no se debilita.
“A los hombres lo matan, pero a las mujeres además las violan”. Así es el periodismo para las reporteras en México, según la periodista María Martina Fonseca, quién compartió su experiencia como reportera en el estado de Guerrero.
Aunque los hombres reporteros no son ajenos a los irracionales ataques de censura, para las periodistas, la realidad es otra.
La violencia contra ellas perfora a sangre fría su credibilidad en todos los sentidos, desde lo más íntimo -situación que rara vez se ve perfilada en un hombre- hasta lo laboral. Así, todo se entrelaza para disminuir su trabajo profesional.
Estos abusos se extienden cuando las autoridades manifiestan actitudes misóginas, acusan a las víctimas por los delitos que las afectan y comparan los números de feminicidios con lo asesinatos a hombres, asegurando que son menos.
Las cifras espantan y no mejoran
En los últimos 4 años, la violencia contra las periodistas incrementó al 70 por ciento y en prácticamente tres cuartas partes del país, las comunicadoras no están a salvo.
En este sentido, reportear desde el terreno de violencia que se vive en México, ha sido un proceso doloroso y cruel para las mujeres.
De acuerdo con el informe de violencia contra mujeres periodistas 2014-2015: “El poder del cacicazgo” del CIMAC, en 13 años años se registraron 331 hechos violentos en contra de las periodistas por su labor profesional y 13 casos de feminicidios.
Cabe resaltar que del total antes mencionado, 147 casos ocurrieron en el periodo del 2014 al 2015.
¿Y en tanto al 2018? La violencia apuñaló a las comunicadoras en tan sólo tres meses, pues de acuerdo con el reporte más reciente del CIMAC sobre la violencia contra las periodistas, “Participación política de las Mujeres 2016: Violencia política y misoginia en las campañas, 2016”, se registraron 44 casos de agresión contra mujeres periodistas, gran parte de ellas ocurridas en torno al proceso electoral.
Y los responsables hacen que la situación sea aún más lamentable, pues los abusos estuvieron a cargo de candidatos a puestos de elección y funcionarios públicos.
Los tipos de violencia más recurrida durante este periodo fueron la intimidación psicológica y la agresión física.
Perfil de las periodistas agredidas
Del por ciento total de periodistas agredidas, el 87 por ciento son periodistas, el 4 por ciento se dedican al fotoperiodismo, a las editoriales o tienen algún puesto directivo en el medio.
Los reportes del CIMAC revelan que los temas políticos a los que daban cobertura las mujeres expongan hechos de corrupción de funcionarios locales y estatales.
Las agresiones se realizaron cuando investigan casos relacionados con el desvío de recursos, el abuso de autoridad o la compra de votos durante las campañas electorales.
En conclusión, la impunidad y el poder político del país son mayores los reactores contra la violencia a periodistas.
La impunidad y la justicia sexista
El autoritarismo y el patriarcado han ido ganando terreno frente a la democracia y prueba de ello son los atentados contra la libertad de expresión.
Veracruz, tras ser gobernado por Javier Duarte, un hombre al que se le acumulan pruebas de abusos políticos y de malversación de bienes, se convirtió en el estado más peligroso para ejercer el periodismo y el más mortífero para las reporteras.
Según el índice que violencia por entidad federativa, el 19.7 por ciento de las agresiones entre el 2014 y 2015, ocurrieron en tierras veracruzanas.
Aunque se mecanismos de protección para los comunicadores, el abuso de poder sigue teniendo más peso. Ejemplo de esto, es el caso Lydia Cacho.
Esta periodista y defensora de los derechos humanos, como parte de su responsabilidad periodística, reveló la existencia de una red de pederastia y pornografía infantil con la publicación de su libro “Los demonios del Edén”, presentado en marzo de 2005.
La investigación causó gran impacto en la opinión pública mexicana, ya que hizo referencia a la participación de diversos personajes públicos de los ámbitos político y económico que participaban en esta red criminal. Ello le valió sufrir desde amenazas hasta secuestro y tortura.
El 16 de diciembre de 2005 fue detenida por la policía judicial de Puebla en Cancún, Quintana Roo, acusada de difamación y calumnias contra Kamel Nacif, uno de los per- sonajes mencionados en esta obra.
Durante su traslado fue incomunicada y torturada psicológicamente por los agentes que la aprehendieron.
Por ocho años Lydia Cacho fue hostigada através de las redes sociales y medios locales que utilizó el entonces gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, para descalificar su trabajo periodístico.
No sería hasta marzo del 2008, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconoció que Cacho fue objeto de acciones de tortura y violaciones de sus derechos humanos por parte de funcionarios de los gobiernos de Puebla y Quintana Roo.
De esta forma, queda claro que la impunidad es el arma más fiel de los agresores empoderados de México.
Deja una respuesta