Gabriela Ramos/ Monterrey
Esta es la historia de la señora Abelina Ramos, quien hace 13 años inició su vida laboral como operadora de camiones urbanos.
Siendo valiente, cumpliendo uno de sus mayores sueños, tuvo el valor y el coraje de tomar un curso de 2 meses para poder capacitarse y empezar a trabajar en rutas urbanas de la ciudad.
Es mamá, abuela, ama de casa y mujer sin miedo a los retos, callando la boca de hombres que mencionaron que ser chofer es un trabajo que las mujeres no podrían aguantar.
“Muchas veces escuché de un hombre decir que no iba a durar porque es un trabajo muy pesado y estresante, que me podía hacer mal y que esto y que el otro, entonces fue ahí cuando dije que le quería entrar a ese trabajo. Además, teniendo bajas o altas no he renunciado a mi trabajo por nada”, dijo Abelina.
Antes de ser operadora de camiones, Abelina quería ser conductora de tráiler siempre la motivaron sus hermanos para ser fuerte y que es solo mito que los hombres solo se dedican a trabajar en carretera.
13 años de aprendizajes y experiencias que han hecho que ella sea más fuerte y un ejemplo a seguir.
Durante sus años de trabajo ha tenido enfermedades físicas por el estrés, por estar sentada durante mucho tiempo, pero a ella no la detiene ni siquiera la fiebre.
“A mitad del 2018 sufrí un problema de la ciática, me consulte en varios hospitales, curanderos particulares y nada me ayudaba a recuperarme. No dejaba de ir a trabajar porque es algo que me gusta y que me duele dejar solo por un problema de mala posición, después de 2 meses el dolor fue creciendo hasta que ya no pudiera caminar y me quede postrada en la cama durante 2 meses,”, comentó la madre de familia
Ser mujer no significa que no puedas trabajar igual que los hombres, si nunca se han calado en el ámbito laboral no es válido que digas no puedo, somos fuertes, no digo que mejores que los hombres porque cada quien tiene su manera de trabajar y su fuerza o motivación para salir adelante, fueron las palabras de motivación de la mujer que no tiene miedo a los camiones.
“Yo me tuve que escabullir entre los hombres, me corté el cabello súper corto, usaba el uniforme como ellos, es decir, mi camisa de vestir, pantalón, zapatos y no me maquillo, mucha gente si me ha confundido y me dicen señor o don, pero eso no importa, estoy muy feliz en mi trabajo y aquí duraré hasta mi jubilación”, expresó la señora Ramos.
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