Por: Michell García
Desde comentarios y reacciones negativas, hasta el apoyo incondicional, cada persona que se ve atrapada en el tabú de salir del clóset experimenta una sensación inigualable de estar pensando qué va a suceder, ¿me van a querer?, ¿me van a odiar?, ¿Se lo merecen?
Algunos se sienten con “suerte” de ser aceptados cuando lo normal es que así sea para todos, es un simple gesto de amor, una simple diferencia de gustos como si fuera blanco o negro, ambos deberían de estar bien.
Valentina, estudiante de 21 años que salió del clóset para anteponer su felicidad, sus gustos a los pensamientos y opiniones de las demás personas, cuenta cómo fue paso por paso para así tener la “aprobación” de todos sus seres queridos.
“El salir del clóset siempre fue un miedo para mí, principalmente porque vivo en un entorno que no toma tan bien ese tipo de cosas, intenté hacerlo por mucho tiempo y era una decisión difícil, me di cuenta desde que tenía 13 años y lo mantuve secreto de todas las personas durante años”, comentó Valentina.
Comenzó por decirle a sus amigos obteniendo apoyo total, sus perspectivas cambiaron pensando en que si sus amigos pudieron aceptarla, sería fácil que sus familiares reaccionaran igual porque si son personas que la quieren, tendrían que aceptarla tal cual es.
Cada persona que tiene que pasar por este proceso de aceptación, porque lo “normal” es ser heterosexual va desarrollando dudas, conflictos personales en lo que trata de convencerse que simplemente es una cuestión de asunto pasajero o moda.
“Al principio tenía mucho miedo de quedarme sola porque la gente pensaría mal de mí y se alejaría pero con el tiempo todos mis sentimientos mejoraron. El verdadero problema fue al tratar de exponerlo a mi familia nuclear ya que aún a la fecha son cosas que no aceptan, y la idea de que “de esas cosas no se hablan” por lo tanto es una parte de mí que aún sigue guardada” afirmó.
El hecho de esconder algo es estar atrapado, no poder compartir su felicidad con quienes realmente la quiere compartir, tener que aparentar algo que no son cuando lo único que quieren es gritar “soy feliz y quiero seguir siéndolo con ustedes a mi lado”.
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