Por: Joel Mendoza
Llegó el nueve de marzo del 2020, el día del paro nacional, donde mucha gente se preguntaba ¿cómo sería un día sin mujeres?
Empezó una mañana muy tranquila en la ciudad de Monterrey, algo inusual, los pocos autos que se veía todos eran conducidos por hombres, la mayoría con sus hijos, todo parecía indicar que no habría mujeres, pero conforme se asomaba el sol también lo hacía algunas mujeres.
Pese a decir que nadie saldría, señoras de la tercera edad si salían con sus respectivas bolsas ecológicas, no se veía muchas jóvenes, pero las que si, portaban blusas moradas, las paradas de los autobuses tenía a muy pocas chicas se llegaban a contar con los dedos de la mano.
En el transporte público, ya sea en camiones, metro, carros, etcétera, iba menos lleno que de costumbre.

Es muy curioso ver como no había damas por las calles, es donde más sobresalía su falta de presencia.
Es curioso y preocupante al mismo tiempo mandar un mensaje de texto a tu amiga, esposa, novia, compañera o madre, y que no exista respuesta alguna, te hace pensar lo peor, como si le habrá pasado algo, si estará bien, si se encuentra sanas y seguras, y no queda de otra más que esperar que marquen las 12:00 am para saber que estén a salvo.
Un evento que parece ser que no afectaría tu día a diario, pero si darte cuenta a cualquier hombre lo hace incompleto ya sea, porque le falte su pareja que habla con ella todos los días, la amiga que no está para «chismear», la madre que no está para darte un abrazo o la bendición que te hace sentir desprotegido por un detalle tan sencillo.
Te hace dar cuenta que el mundo no puede salir adelante si no están ellas, ya que muchas sostienen el peso de una familia o de un trabajo, te hace admirarlas, respetarlas día a día y lo más importante, comprender su lucha.
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