Por: Javier Ramírez
Con nombres como Alicia “La Pelé” Vargas y María Eugenia Rubio, fue como inició el futbol femenil en México en la década de 1970 con torneos informales; ahora se celebran las fases eliminatorias del séptimo torneo oficial de clubes en el país.
En el año ya mencionado se disputó el primer certamen de manera extraoficial con un combinado de mujeres mexicanas que, tras llevarse el segundo puesto, regresaron al futbol llanero sin apoyo, pero con ganas de progresar.
Luego de muchos cambios y progresos legislativos en la Federación Internacional de Futbol Asociación, en 1999 la escuadra azteca pudo hacerse de un lugar en una Copa del Mundo Femenil de la mano del histórico Leonardo Cuéllar, teniendo una participación fugaz al enfrentarse a potencias mundiales, recibiendo 15 goles y anotando solo uno.
Tras sus inicios, el futbol femenil mexicano se mantuvo en nivel de Selección Nacional durante muchos años y con poco apoyo, pero en el año 2017 se creó el primer torneo oficial y profesional de futbol en la nación.
El 28 de julio de dicho año, con un partido entre Pumas Femenil y las Tuzas del Pachuca, fue como comenzó la esperanza de la representación femenina en el futbol de nuestro país, así como la alegría de la afición que esperaba el progreso de esta rama.

El futbol femenino a nivel internacional se fortaleció mucho y equipos extranjeros han volteado a ver a conjuntos como Tigres Femenil y América Femenil, sin embargo, no todo ha sido agradable, ya que ha sido un gran reto llegar hasta lo que ahora presenciamos y desgraciadamente el reto continúa.
En un país donde predomina el machismo y la misoginia han resultado casos de acoso y amenazas a través de redes sociales a jugadoras como Greta Espinoza y Jana Martínez, casos tan preocupantes donde las futbolistas tuvieron que ser protegidas por su propio club.
Asimismo, dentro de las mismas instituciones existen muchos directivos que se han aprovechado de las ilusiones de muchas jóvenes que aceptan contratos de condiciones laborales miserables con el único objetivo de jugar.
“Yo ganaba 4 mil al mes, pero hay compañeras que ganan menos que eso, es imposible mantenerse con 2 mil pesos al mes, con transporte, comida, renta, es por eso que me orillan a tomar esta decisión (salir del equipo). Sé que tengo mucho futuro, tengo 20 años, quiero estudiar, quiero llegar a un lugar donde valoren mi tiempo y mi trabajo», confesó Daniela Pulido al salir del club de Chivas.
Esto es una prueba más de que varias directivas no han invertido de buena manera en su filial femenil o incluso no le ponen el interés que deberían para ser un club competitivo, enfocándose más en la rama varonil. Ante esta desigualdad de atención, también se presentan sueldos muy desproporcionados, por lo que otra exigencia de las jugadoras es obtener un sueldo digno.
Además, equipos como La Centellas del Necaxa y Rayadas se han pronunciado en contra de su directiva, las de Aguascalientes por no recibir tratos dignos en los traslados y en las instalaciones; mientras que las de Monterrey reclamaron que no se les entregó el premio que se les prometió cuando quedaron campeonas en el 2019, mismas que se han manifestado sin ir a entrenar.
Afortunadamente con la presión de estas jugadoras y de la fanaticada, ha habido logros importantes, tal como la desaparición del sistema de grupos para que todos los equipos se enfrentaran y obligaran a los clubes a invertir en viajes y buenos tratos hacia las futbolistas; o la desaparición de ley que restringía el juego por edad, esto para que todas las mujeres pudieran tener participación independientemente de sus condiciones.
Así como la utilización de estadios oficiales del equipo y contratos con televisoras para que todas las personas disfruten de los encuentros; o el mando de la Selección Nacional a cargo de mujeres que se han dado la tarea de darle actividad al equipo contra federaciones potencias como lo son España y Brasil.
Sin duda ha sido una gran lucha contra injusticias de la federación, directivas e incluso de la pseudoafición que solo se ha encargado de incomodar a las deportistas, pero el interés en el deporte femenino por parte de la fanaticada, periodistas y activistas, ha prevalecido para lograr el progreso de la liga e inspirar a las nuevas generaciones.

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