Por Adrián García.
Aunque parece que el arte del “voguing” y del “ballroom” es una forma de expresión contemporánea por verla en referentes del mainstream actualmente, la realidad es que es un movimiento que ya tiene al menos 40 años de su nacimiento y de ejecutar su propósito: ser una figura de resistencia para contar historias.
Hoy en México (y ahora también Latinoamérica) tenemos al gran referente digital de “La Más Draga”, un concurso en el que vemos a drag queens -y drag kings- utilizar estos movimientos como parte de lo que su presentación busca contarle al mundo, pero para que tengamos este tipo de visibilidad tan presente no fue tan fácil, su contexto radica desde la cárcel neoyorkina de Rikers Island.

Poster promocional de la quinta temporada de “La Más Draga”.
El voguing va más allá de vender rostro y bailar, es el lugar seguro para grupos a los que la sociedad ha vulnerado por ser como son, es auto-expresión y la búsqueda de formar una comunidad, originado por un grupo de latinos, afroamericanos, personas trans, queer y gays de la clase trabajadora que pretendían alejarse del contexto heteronormativo de la época.
Es fácil que una de las estrellas más grandes del pop como Madonna adquiera el crédito del movimiento por trasladarlo a las masas con su exitoso –y atemporal- “Vogue”, pero la realidad es que antes de que el tema se colara en las listas de popularidad y en varios clubes nocturnos, ya había referentes en el tema que lo ponían sobre la mesa.

Video musical de Vogue (1990) de Madonna, dirigido por David Fincher.
“Paris is Burning”, es una de las piezas audiovisuales más importantes respecto a esta cultura ya que retrata el crecimiento de este tipo de “salones de baile” en su etapa más fuerte que parte de los mediados a finales de los años ochenta; documentando la exploración de la raza, clase, género y sexualidad en América.

Paris is Burning, dirigida por Jennie Livingston (1990)
El impacto.
No es casualidad que tras un periodo de hiatus de siete años en la música, Beyoncé haya regresado a su arte con un álbum que parece estar dedicado hacia todos sus seguidores que forman parte de esta expresión colectiva, Renaissance (2022) es una muestra de agradecimiento a todos esos artistas (y también activistas) que pavimentaron el camino de la libertad sexual y de expresión.
Aunque los temas de “Break My Soul”, “Alien Superstar” y “Pure/Honey”, con sus sonidos house nos transportan a la época, la línea visual que maneja el arte de su nueva etapa musical rinde tributo a referentes como la Drag Queen Pepper LaBeija; en los agradecimientos del disco menciona “Gracias a todos los pioneros que originaron la cultura, a todos los ángeles caídos cuyas contribuciones no han sido reconocidas durante demasiado tiempo”.

Beyoncé para su álbum Renaissance por Parkwood.
Durante su más reciente gira (el Chromatica Ball Tour) que desde su nombre nos afirma que no es un tour, sino, una fiesta de baile, Lady Gaga nos cuenta su historia de sanación ante los traumas de su vida. Una pista envuelta en arquitectura brutalista que sostiene un concepto oscuro, sin embargo, conforme avanza su show nos muestra cómo va recuperándose y resurgiendo hasta celebrar con sus fans a cargo de una coreografía de “voguing” que envuelve al tema de “Babylon”.

Lady Gaga en el Chromatica Ball.
Esta cultura ha llegado a la televisión por plataformas de streaming como HBO Max, que produce el reality de competencia “Legendary”, un trabajo audiovisual que la Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamación (GLAAD) ha aplaudido por su representación.
¿Qué sucede en las calles de Nuevo León?
Actualmente, el grupo de Ballroom Monterrey lleva esta cultura y escena a las calles neoleonesas, particularmente en el LABNL (Lab Cultural Ciudadano), donde Arantza Majesty lidera prácticas públicas, especialmente en el rubro de Runway.
Atlas Génesis es otro de los principales referentes al ser el padre de la House of Genesis, el próximo mes presentarán “El Ball de las 1000 Estrellas”, un concurso de “voguing” que se llevará a cabo en el Círculo Mercantil Mutualista de Monterrey, abriendo varias categorías como el “Drag Lip Sync”.


Fotografías cortesía de @houseof.genesis y @ballroom.mty en Instagram.
El escape hacia nosotros mismos.
La cultura LGBT+ esta envuelva en los clásicos cánones de hegemonía que a veces parecen buscar replicar patrones heteronormativos. No siempre se les agradece a grandes referentes históricos que están lejos de ser hombres altos, delgados (o musculosos) y blancos.
La gran historia de esta lucha va más allá de lo que se contempla como lo “correcto” en la belleza física. Los grandes Ballroom’s neoyorkinos en conjunto con el Voguing como expresión, han sido una catapulta hacia una libertad que ha ido en avance a nivel global dentro del colectivo.
El voguing va más allá del baile y de nuestros cuerpos, es en realidad resistencia, confianza y el temple de salir adelante ante las piedras que se atraviesan en el camino, comprendiendo que al final todos somos humanos y que merecemos los mismos derechos y el mismo respeto, y ser quienes somos.
“And slaaaaaay, honey!”.
Deja una respuesta