Por: Sam Reséndiz
El director de cine Woody Allen dijo alguna vez que ¨existen dos cosas muy importantes en el mundo, una es el sexo y de la otra no me acuerdo¨, esto explica por qué la creatividad es capitalizada por el mercado cinematográfico, el cual a su vez alimenta al capitalismo actual y forma un mercado cultural diverso y heterogéneo.
En las primeras décadas del siglo 20, con el inicio del cine comercial con mayor presupuesto se buscó tener una regulación privada de la sexualidad, pues fue en estos primeros años dónde no era fácil mostrar la sexualidad humana en cualquiera de sus formas y existía una notoria represión por parte de los productores, inversionistas e incluso, por parte del gobierno.
Actualmente y desde hace más de 70 años existe la Asociación Cinematográfica, mejor conocida como MPAA quien es la encargada de regular el cine a nivel mundial e introdujo la clasificación por edades en la década de 1970 pues se creía que el contenido sexual u homosexual podría influir a los jóvenes de la época.
¨Lo idóneo es que la audiencia esté preparada para este tipo de materiales, pero también saber que existen clasificaciones de acuerdo con los pensamientos, la educación y la formación en términos humanos, debemos dejar de huir de las pláticas con menores para que ellos a su vez entiendan por qué las películas son o no son adecuadas a su edad¨.
-Elia Martínez Rodarte, sexóloga, escritora y columnista.
El cine además de ser un medio de comunicación es una herramienta para poder entender muchos temas que no logramos comprender, pues pensar que todo lo que nosotros vivimos, entendemos o en donde nos desarrollamos es una simulación idónea de lo que viven los demás es simplemente una evasión a las distintas realidades que existen en el mundo moderno, sin embargo, el cine nos ayuda a visitar aquellos mundos que no son los nuestros y es por esto que es tan importante tener un lenguaje adecuado en todos los temas que se abarcan.
La sexóloga Elia Martínez, escritora del libro Ivaginaria, explica cómo es que el cine siempre se ve desde la lupa machista, pues vivimos en una coitocracia, un término que en sus palabras lo explica como aquella visión donde independientemente de las relaciones sexuales, éstas siempre se ven desde el coito y los genitales, y cómo en el cine se limita a este tipo de prácticas, dejando a un lado toda la diversidad sexual que existe.
La columnista habla también de la falta de asesores dentro de las producciones cinematográficas, pues un equipo multidisciplinario da mayores oportunidades de que se pueda hablar de todas las identidades y personas dentro de la orientación y diversidad sexual en la comunidad LGBTQ +,
Además son temas que están en continuo aprendizaje y reflexión y debemos aprender a dejar a un lado los prejuicios e ideas preconcebidas con las que se tienen las relaciones sexuales entre las personas de la diversidad sexual y buscar cuál es el mensaje que se quiere llevar a los asientos en las salas de cine.
El cine llegó como una realidad común para toda la sociedad, una actividad de recreación social que debe de ser real y honesta, mostrar cuerpos reales en la actividad sexual, dejar a un lado el morbo y crear una normatividad para así entender que lo que se ve en las películas son actividades sexuales sublimadas y que muchas veces no tienen nada que ver con la realidad de cada pareja o individuo a la hora de percibir la sexualidad, pues esta va de la mano con la vida ordinal.
Se debe de dejar de tener una idea casi utópica de lo que se espera vivir a la hora de tener relaciones sexuales; aprender y entender que el gozo es propio de cada persona y su pareja, que todos caben dentro del mundo sexual y que las distintas experiencias individuales no definen las colectivas, que existen muchos métodos anticonceptivos y que muchas de las veces relacionarse no significa tener el cuerpo perfecto, las posiciones ideales o las actividades predispuestas por el ojo masculino, si no una actividad natural y que con la educación sexual correcta, puede llegar a ser disfrutable para todas las personas.
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